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Para un cabello sano, estos son algunos de los alimentos que ayudarán a que tu pelo esté lleno de vida:
Pescados ricos en Omega 3 para un cabello más resistente. Algunos de ellos son el salmón; la caballa y la sardina.
Cereales integrales: al ser ricos en Vitamina B, aportan brillo y fuerza a nuestro cabello.
Legumbres: ricas en zinc; hierro y proteínas, ayudan a acelerar el crecimiento del cabello y, lo que es más importante, frenan su caída. Puedes variar tus comidas con lentejas; habas; guisantes; garbanzos…
Cacao: sí, has oído bien, ¡hemos encontrado la excusa perfecta para comer chocolate! El chocolate negro contiene hierro que incrementa la hemoglobina y, por tanto, la oxigenación del cabello.
Evita lavar tu pelo con agua que esté a más de 25º, ya que el agua caliente abre la cutícula y puede romper la fibra capilar.
En el caso de que tengas el pelo graso, enjuagarlo con agua muy caliente puede hacer que tu cuero cabelludo genere una sobre-producción de sebo como defensa a la alta temperatura.
De hecho, tengas el tipo de cabello que tengas, si finalizas el aclarado con 30 segundos de agua fría, ésta estimulará el riego sanguíneo y permitirá que la cutícula cierre bien: así aumentará el reflejo de la luz y tu pelo tendrá un brillo natural.
A diario sometemos a nuestro pelo a numerosas agresiones: el uso abusivo de secadores; planchas y otros productos de styling pueden dañarlo seriamente. Utiliza el Fortalecedor con termo-protección para proteger y reparar tu cabello dañado.
Sobre todo en verano y si tu cabello es teñido o lleva algo de coloración, cuando estés expuesta prolongadamente al sol, ya sea en la playa, en el campo, en la piscina, utiliza un sombrero.
Aunque sea irresistible para ti… lo único que conseguirás tocándote el pelo es que se engrase más rápidamente.
Es un falso mito, ya que cada pelo tiene una necesidad diferente. Si tienes el cabello graso, quizás necesites lavarlo a diario eso sí, combinando un champú de tratamiento con un champú más neutro de uso diario, por ejemplo, sin sulfatos como el Champú sin Sulfatos.
Otra opción es utilizar un tratamiento antes del champú para absorber el exceso de grasa: Mascarilla Absorbente Pre-Champú.
En el caso de que tengas el cabello seco, con 1 ó 2 veces por semana será suficiente.
La fidelidad a tu champú es incuestionable, pero has de saber que es conveniente, al igual que con los tratamientos faciales, ir alternando tu champú habitual con otros más suaves. Un exceso de uso de tu champú de tratamiento habitual puede generar un efecto rebote en tu cabello y conseguir el resultado contrario al buscado.
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